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Foto del escritorMarco Fernández Ríos

Ojos de esperanza

Comprometido con la conservación ambiental, Marcelo Arze, experto en turismo sostenible, expone la fauna boliviana para concienciar sobre la importancia de la biodiversidad

“Cuando ves un jaguar en el Parque Nacional Kaa-Iya, caminando tranquilo, libre y sin miedo al ser humano, puedes entender que tenemos un lugar único, sabes que ver a estos animales es una experiencia que pocas veces puedes tener en la vida, y empiezas a apreciar más la naturaleza, empiezas a agradecer por estar haciendo esta labor (de hacer tomar conciencia sobre la importancia de la fauna) y ojalá otra gente se contagiara”. Marcelo Arze García, consultor de turismo sostenible, quiere mostrar —a través de este mosaico de imágenes— un poco de las razones por las que está apasionado por la fauna boliviana, más aún en una fecha como hoy, cuando se recuerda el Día Mundial del Medio Ambiente.

Su pasión se remonta a la infancia, cuando salía con su padre (el oftalmólogo Marcelo Arze Chopitea) a cazar o pescar, aunque con límites, porque sólo se permitía atraparlos como alimento. “Aunque no sabíamos que este pez es una especie introducida, sembrábamos truchas para después pescarlas. No se trataba solamente de sacarlas sin devolver”, recuerda.

Eran finales de los años 70, cuando el movimiento ambiental todavía no era tan fuerte. Eran tiempos cuando en Ulla Ulla —que en la actualidad forma parte del Área Natural de Manejo Integrado Apolobamba— habían desaparecido las vicuñas debido a la caza furtiva. “Ahora es impensable pasar por Apolobamba sin ver tropas de vicuñas, y esto sucedió porque empezamos a cuidarlas”, destaca.



Su padre le enseñó que en la naturaleza existen ciclos, que se tienen que respetar las vedas y conocer los bioindicadores, para conocer la alimentación y hábitos de los animales. Tiempo después ambos dejaron de cazar y, al contrario, Marcelo hijo decidió dedicarse a la administración turística, porque “soy apasionado de la naturaleza, me encanta la fotografía y amo a mi país”. “Veintidós de mayo, Día Internacional de la Diversidad Biológica y cumpleaños de la persona que a su manera me enseñó a apreciarla, entenderla y respetarla. Un abrazo hasta el infinito, pa’, y hasta que nos reencontremos en alguna aventura. Unos ojos dedicados a tu pasión”. En su muro de Facebook, Marcelo dedicó un post con imágenes de los ojos de los animales que ha fotografiado en este tiempo, como una manera de dedicarlo a su padre y, también, para mostrar las maravillas que resguardan nuestros campos.



“No es un trabajo, es un compromiso y una pasión, es algo que te va envolviendo y te compromete a cada vez más. A medida que más conoces la biodiversidad, realmente aprecias lo que estás viendo, porque no sólo es apreciar un paisaje o un animal, es disfrutar, por ejemplo, del vuelo de una águila arpía en el Parque Nacional Madidi, porque sabes que se encuentra en un ecosistema bien conservado”, afirma.

La misión ahora de Marcelo es generar un compromiso más fuerte por parte de las personas para cuidar la naturaleza y que nuestros descendientes tengan la posibilidad de disfrutar cada de unas las miradas de la biodiversidad boliviana.



Texto: Marco Fernández Ríos
Fotos: Marcelo Arze García


(Crónica publicada en la revista Escape, del periódico La Razón de Bolivia, el viernes 6 de junio de 2020)

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