En este espacio reinan la quietud, colores caleidoscópicos y muchas leyendas, donde los protagonistas son enormes bloques labrados por miles de años
Al cruzar unos arbustos se presenta un espacio muy distinto al altiplano que rodea este territorio. Ahí dominan la quietud, colores caleidoscópicos y lo enigmático. Después de cruzar por sendas angostas y resbalosas cubiertas por plantas, la naturaleza del municipio de Yaco regala bloques de roca que fueron formados durante miles de años por el agua y el viento. Así son las cuevas de Awqani, en el municipio de Yaco, provincia Loayza de La Paz, que la agencia Bolivia Tour ofrece como parte de la reactivación del turismo boliviano.
Para llegar a este sitio hay que recorrer al menos cuatro horas y media en vehículo desde la urbe paceña, primero por la carretera que conecta con el departamento de Oruro, hasta Konani, y luego adentrarse por tres pisos ecológicos —altoandino, altiplano y cabecera de valle—, desde un lugar alto donde en cualquier momento puede nevar, pasando por unos cerros que son humedecidos por neblina espesa hasta comunidades embellecidos por el verdor de la naturaleza. ¿Vale la pena?
Las innumerables curvas de descenso dan la sensación de que el viaje será más largo de lo previsto. Por momentos pareciera que no terminará nunca. Hasta que, al fondo, aparece el cantón Yaco, una cabecera de valle alfombrada de pasto y que tiene como distintivos un puente colgante y la iglesia San Juan Bautista, un templo construido en el siglo XVIII, que a pesar de los años mantiene incólume sus torres torres y paredes de barro, con un hermoso frontis de piedra, con tallados de plantas y racimos de uvas.
La capital de la provincia es el último lugar para aprovisionarse, porque espera otro tramo largo de caminos sinuosos que llevarán a Awqani. Al viaje se ha unido Víctor Laura, funcionario del Gobierno Autónomo Municipal de Yaco, quien, para no pensar tanto en el tiempo transcurrido, empieza a contar varias leyendas de la región.
Empieza por un lugar cercano al pueblo, con la laguna Totorani, que surgió en el lugar donde unos viajeros pasaron la noche, para no aparecer nunca más. “Para que haya buena cosecha, los jilaqatas organizan, cada año, un ritual andino”. Con los años, los vecinos han aprendido que cuando se abre un espacio de agua en medio de la torora significa que habrá mucha lluvia, es decir que habrá buena producción agrícola y a los animales no les faltará forraje. “Se manejan hartas interpretaciones de este lugar. Incluso dicen que la gente que se acerque al centro desaparecerá por siempre”.
En consonancia con las leyendas contadas por Víctor, el tiempo se muestra caprichoso, por momentos llenos de neblina y otros con rayos solares tímidos. Todo ello otorga una experiencia enigmática al viaje, que continúa por una vía de tierra rojiza, hasta que comienzan a aparecer rocas con formas de obelisco, como La Torre, que —según Víctor— es un lugar peligroso para los varones, pues cerca de ahí suele aparecer una mujer que deja encandilados a los choferes solitarios.
En medio de una de las tantas historias que tiene esta región del sur paceño, el vehículo se detiene al final de un camino, desde donde hay que caminar cerca de plantaciones papa. Con tantos años en el pueblo, Víctor sabe de memoria por dónde hay que caminar y por donde hay que tener cuidado.
De repente, el funcionario edil detiene sus historias y también sus pasos. Con cierto dejo de orgullo en su mirada señala a su lado derecho, donde unos arbustos esconden una senda para adentrarse en la tierra, en la Gruta de Awqani.
Al bajar por entre las plantas se siente el cambio rápido de temperatura, de una relativamente a una húmeda y caliente. Al levantar la mirada se observa enormes rocas rojizas. Estamos caminando hasta donde se originan. Es un espacio escondido y casi virgen por lo que hay que caminar con cuidado, en especial por algún itapallo, una planta que tiene hojas que causan un fuerte escozor en la piel.
La primera parte de la caminata termina en un pequeño espacio con tierra menuda, donde uno se da cuenta de que se encuentra en un espacio como sacado de los sueños, con enormes rocas rojizas, con ondulaciones irregulares violetas, verduzcas, anaranjadas y oscuras. “Un día lluvioso, una pastora vino a refugiarse en este lugar. Los comunarios dicen que nunca más la volvieron a ver, ni a ella ni a sus ovejas. Por esa razón lo han denominado la Gruta del Diablo, porque, también, tiene un aspecto tétrico”, intriga Víctor.
Hipnotizados por aquel recinto cerrado, no importa subir por otra senda arenosa, desde donde las rocas dan la impresión de perderse donde está el cielo. Al arribar a una pequeña loma se vislumbra una enorme abertura en medio de un gigantesco bloque multicolor. Es asombroso.
Siempre caminando con cuidado para no resbalar o tocar el doloroso itapallo, en pocos segundos se llega hasta estar justo debajo de la Catedral —también llamado Arco Triunfal—, una cavidad de más de 30 metros de alto por 20 de ancho, la antesala para visitar la Gruta del Toro (por su apariencia con un vacuno inmenso), la Gruta Arco Iris (por las tonalidades caleidoscópicas) y la Gruta del Amor (donde las parejas suelen besarse en señal de buena suerte para su relación).
Sólo las gotas que caen de lo más alto de la Catedral hacen dar cuenta que el tiempo y el movimiento existen. Mientras las palabras se hacen eco, la vista no deja de recorrer cada metro de este capricho de la naturaleza. ¿Que si vale la pena visitar Awqani? Por supuesto que sí.
Bolivia Tour te lleva por Bs 160
Ubicado en el sur del departamento de La Paz, no hace falta más que un día para visitar la Gruta de Awqani. Para saciar este deseo, la agencia Bolivia Tour ofrece un tour especial, que incluye transporte ida y vuelta, almuerzo comunitario en el ingreso a las cavernas, visita guiada y refrigerio. En estos tiempos es fundamental reactivar el turismo interno, por lo que la agencia lanza un costo promocional de Bs 160, con todas las medidas de bioseguridad y diversión garantizada.
Para consultas o reservas, llamar al teléfono 22334351, a través de WhatsApp al número 78886429, o en Facebook, a través del muro Bolivia Tour.
Texto: Marco Fernández Ríos
Fotos: Salvador Saavedra
Edición de video: Jhonny Zeballos
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